Hasbará (הסברה), "explicación, esclarecimiento", es el término utilizado por el Estado de Israel y por grupos independientes, para describir sus esfuerzos por explicar las políticas del gobierno israelí y fomentar la imagen de Israel en el mundo.

En lo que nos atañe, visión de la comunidad de Lesbianas Gays Bisexuales y Transexuales (LGBT) de Israel y alrededores.

martes, 12 de octubre de 2010

Revista Zero sobre la homosexualidad en los territorios palestinos

A continuación un reportaje de la extinta revista española LGBT Zero sobre la homosexualidad en los territorios palestinos.
A medida que se lee, uno se va dando cuenta de con qué pie cojeaban. Me tomaré la libertad de etiquetar frases y expresiones que vea que necesitan una aclaración más precisa. Observar la fotografía, una pintada en letras hebreas y no árabes.


Paloma Aznar – (Revista Zero) 2006

Palestina: Ser homosexual en el Infierno

Las principales víctimas del conflicto palestino-israelí son los niños, las mujeres y los homosexuales[1]. Para un homosexual palestino, la vida en las calles de una ciudad israelí puede no ser fácil[2], pero parece mucho mejor que la de quienes no pueden dejar sus comunidades de Gaza y Cisjordania.




Se calcula que más de 350 palestinos homosexuales –la mayoría hombres- tratan de sobrevivir en Israel, con el riesgo de ser expulsados por considerárseles “ilegales”[3] o, aun teniendo permiso de residencia, porque la policía los vea como “amenaza a la seguridad”[4]. Para los expertos de Amnistía Internacional, “una vez que los homosexuales llegan a Israel, el mayor de sus problemas es que los obliguen a regresar a territorio palestino”. Estas personas, generalmente, aprenden pronto el hebreo, y a menudo tratan de disimular su acento árabe.

Los que se dedican a la prostitución saben “oler de lejos” a los policías encubiertos. Explica un miembro de Agudah (organización de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales en Israel) que los homosexuales palestinos pueden ser perseguidos y castigados por sus familiares, ya que consideran que “violan el honor de la familia”.

En los territorios de Gaza y Cisjordania el “delito de sodomía” se castiga con una pena que puede ir de dos a nueve años de cárcel (pero el acusado ha de ser sorprendido en el acto). La mayoría de la población palestina es de religión islámica, y el islamismo considera que la homosexualidad es un pecado. Muchos palestinos niegan la existencia de homosexuales en sus familias e, incluso en sus pueblos.

La sociedad israelí, en cambio, es considerada una de las más avanzadas en cuanto a los derechos de los homosexuales (aunque hay grupos ultraderechistas[5] que condenan la homosexualidad). Los homosexuales palestinos refugiados en Israel son en ocasiones acusados por sus compatriotas de “informantes o espías”.

Un miembro de Naciones Unidas que trabaja por los derechos humanos en Palestina explica que “la homosexualidad es vista por muchos palestinos como algo contra la naturaleza y no es difícil que se relacione con el espionaje o la colaboración, delitos contra la nación”. Dice, además, que “no hay redes de apoyo a homosexuales en territorio palestino”.

Con bombas explotando cada semana en Israel[6], y los habitantes de los territorios palestinos viendo como se construye un muro de separación[7] que dificulta más aun su dura vida, las tragedias que viven las mujeres y los homosexuales –cada vez peor tratados- no parecen importar mucho.

Testimonios

Cuentan que, hace unos meses, un cocinero gay de Nablus que intentó huir a Tel Aviv fue dejado en un foso, sin agua ni alimentos, hasta que murió de hambre y sed. Otro testimonio indica que cuando Ben, un londinense de 34 años, y su novio palestino Ahmad (que trabaja en Londres como traductor de árabe) fueron a Ramallah –como amigos- a visitar a la familia de Ahmad, encontraron en la puerta de la casa familiar un cartel que les informaba de las cinco formas de muerte prescritas por el Islam para los homosexuales (lapidación, quema...). Se marcharon ese mismo día.

Shaul es un hombre judío que tiene una bonita casa en Jerusalén; su novio palestino –a quien conocio en 1999- teme pronto ser deportado por las autoridades israelíes, y él ha sido acusado de “ayudar a un extranjero ilegal”. Pueden arrestarles y separarlos en cualquier momento. Se han dirigido al primer ministro, Ariel Sharon, pidiéndole que les permita seguir amándose. Un centro gay de Jerusalén, Open House, ha solicitado colaboración a distintas organizaciones internacionales para resolver casos como este.

Un muchacho palestino gay de 20 años, Eid, afirma que un grupo radical islámico le pidió que cometiera un atentado suicida para “limpiar su pecado”. Se negó y consiguió huir; está trabajando como camarero en un bar de Tel Aviv y desea marcharse a Europa o a Canadá, pues teme ser asesinado en cualquier momento.

Khalil, por ejemplo, huyó de Cisjordania después de que su padre y sus hermanos le dieran una brutal paliza “porque parecía gay”; comenta que no deja de tener pesadillas en las que ve a sus familiares golpearle hasta matarlo. Un amigo, Ali, cuenta que fue torturado por policías palestinos y le pidieron que diera los nombres de otros homosexuales. Logró escapar a Israel “con papeles”; ahora le hubiera resultado mucho más difícil.

La constante sonrisa de Anwar –un palestino de 26 años- no parece propia de quien ha sido tratado peor que un criminal por ser gay. Hace cuatro años fue sorprendido por su hermano mayor en la cama con un hombre. Le pegó, se lo contó a su padre, y este amenazó con matarlo si volvía a suceder. Sucedió, un año mas tarde, con un tipo que lo delató a la policía. Su padre no lo mató, pero fue arrestado y lo colgaron del techo por los brazos. Horas después que sus excrementos hubieran manchado los pantalones, le tiraron un balde de agua fría encima. Luego lo metieron en una celda oscura, desnudo. Fue liberado meses después, tras duros interrogatorios en los que lo golpearon para que diese nombres de otros homosexuales (aunque no los dio). Ahora trabaja vendiendo frutas en un mercado y sueña con escapar a Tel Aviv. “Allí a nadie le importa si eres gay”, dice. Sabe que siendo ilegal, podrían deportarlo. ¿Y que pasaría entonces? “Me matarían”, responde Anwar.

Dentro de la zona de bares, clubs y sex shops de Tel Aviv, de noche, las luces de neon iluminan a un grupito de chaperos palestinos con el pelo engominado y camisetas ceñidas que aguardan la llegada de algún cliente. Dos personas de Agudah están ahí también, como muchas noches. “¿Necesitas condones? ¿Has comido hoy?”, les preguntan. Uno, al que llaman Joel, dice que consiguió escapar de Nablus después que le hicieran cortes en brazos y piernas con cristales y le pusieran en las heridas detergente, “solo por ser gay”. Esta viviendo con dos amigos en un edificio abandonado y su mayor deseo es ir a Paris.




[1]  El reportaje parece que nos quiere hacer entender que los homosexuales palestinos también son un objetivo del ejército israelí.

[2] Como  cualquier ciudadano ilegal, gay o hetero, que viva en Israel ya sea palestino o europeo, tendrá serios problemas con la policía de inmigración ya que el tiempo máximo de permanencia en el país es de 3 meses máximo. Una vez pasado dicho tiempo deberá regresar a su país de origen para poder gozar de otros 3 meses. Y así con cada ciudadano no israelí.

[3] Nótese el entrecomillado, haciendo entender al lector de que por ser palestino ya es un ilegal, cundo el país hebreo tiene 1,2 millones de palestinos viviendo dentro de sus fronteras, con amplios derechos legales. Como dije anteriormente, un ciudadano no israelí que permanece más de 3 meses en el país es considerado ilegal. Salvo que tenga permiso de trabajo, estudios o haya contraído matrimonio con un ciudadano israelí.

[4] Pese a que la mayoría de la ciudadanía árabe-israelí se comporta de una forma acorde al sistema de vida occidental, existen grupos que cooperan con grupos terroristas palestinos de los territorios y que desde dentro cometen atentados terroristas. Ver noticia aquí.

[5] La revista Zero se caracteriza por su ideario izquierdista. De ahí que se haga notar bien sus críticas a la derecha y/o ultraderecha.

[6]  Nótese aquí el claro desconocimiento de la autora de este reportaje de la situación en Israel.

[7]  La Valla de Defensa fue construía para detener los continuos ataques terroristas en cafeterías, autobuses y centros comerciales de Israel, durante la II Entifada. Prueba de su necesidad es que los ataques han descendido en los últimos años hasta un 90% en los que se han salvado cientos de vidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario